viernes, 12 de noviembre de 2010

Estética y Derecho

El mundo del Derecho no se produce de manera aislada en el hombre, el Derecho en especial se encuentra dentro de una de las mayores culturas que elevan la espiritualidad y el respeto de la dignidad humana. Ha de considerarse que las costumbres y la formación del espíritu guardan estrecha relación con el medio donde se desarrolla el individuo.

La Estética es la rama de la Filosofía que tiene por objeto el estudio de la esencia y la percepción de la belleza. Formalmente se ha definido también como "ciencia que trata de la belleza de la teoría fundamental y filosófica del arte". La Estética es una disciplina joven, es la ciencia que estudia e investiga el origen sistemático del sentimiento puro y su manifestación, que es el arte, según Kant en "Crítica del juicio". Si la Estética es la reflexión filosófica sobre el arte, uno de sus problemas será el valor que contiene su forma de manifestación cultural, y aunque un variado número de ciencias puedan ocuparse de la obra de arte, sólo la Estética analiza filosóficamente los valores que en ella están contenidos.

Existen diversas maneras de expresar el Derecho en el campo de la estética; así el Derecho tiene su expresión en el poder, y desde la perspectiva filosófica, el Derecho es poder; sin embargo, hay autores que lo niegan y otros los exaltan.

Las conquistas romanas representa la díada Derecho-poder. Si tuviéramos que descifrar la estampa, no tendríamos mayor problema, por cuanto, ella misma expresa por sí misma todo el poderío romano en los tiempos de los emperadores; un buen estudioso del Derecho así lo entiende. Sin embargo, como en un matrimonio mal avenido, el derecho y el poder mantienen una relación conflictiva. Ninguno de ellos puede prescindir del otro y se influyen recíprocamente, pero parecen enfrentados y encarnan actitudes a menudo incompatibles entre sí. Quien tiene el poder siente el derecho como una molesta atadura que no le permite actuar como desearía. Sus rivales, a su vez, invocan el derecho como un exorcismo contra los abusos del poder y se quejan amargamente de que el poderoso menosprecia las normas.

En este conflicto, el derecho lleva muchas veces las de perder. Se atribuye a Federico de Prusia haber dicho: “yo lanzo mis ejércitos, conquisto territorios y hago en ellos lo que me parece adecuado; luego vienen mis juristas y lo explican de conformidad con el derecho”.
Es claro, para empezar, que el derecho es un instrumento del poder. No es el único, pero ha sido diseñado especialmente para cumplir esa función y se encuentra estrictamente a disposición de quien ejerza el predominio social. Para esto cuenta con mecanismos de promulgación, modificación, sustitución y derogación de normas de muy diverso nivel, mecanismos que se hallan todos, con mayores o menores requisitos formales, al alcance de los poderosos. Quien espera, pues, que el derecho opere como barrera infranqueable contra la voluntad de quien maneja los resortes será rápida y amargamente desengañado.

Como el valor por excelencia en el Derecho, la justicia tiene un lugar especial en su concepción universal; se basa en concebir como la aptitud humana que, con fundamento en los principios éticos, morales y jurídicos persigue como fin supremo lograr el respeto y el adecuado ejercicio de los derechos individuales o colectivos, para cuyo fin se debe implementar acciones como instrumentos específicos de coerción y/o sanción del actuar humano en la justa proporción, es decir, equiparando el valor del bien jurídico tutelado con el daño causado por la conducta o la ausencia de ella.

Ahora bien, ¿en dónde se encuentra plasmada la Justicia dentro de esta convivencia humana?. Lla Justicia se encuentra plasmada en el Derecho, pues éste es quien, con sus normas, busca como fin dar justicia a todos los miembros de una sociedad, pues el medio para alcanzarla es evidentemente el propio Derecho. Que bella es la justicia expresada en el Derecho, aquí encontramos precisamente la estética del Derecho. Y ese equilibrio entre lo justo y la ley, es representada en la balanza, de uso común en la vida cotidiana, pero es el símbolo en la vida de los pueblos en los actos sociales, morales y legales.

El Derecho es justo por naturaleza, tal como lo afirmaran los iusnaturalistas. La ley, en cambio, trata de serlo. Aquí hay que hacer una aclaración, que no es lo mismo ley que Derecho; porque toda ley es Derecho, pero no todo Derecho es ley. La ley es una parte del Derecho, ella surge de él, por lo que es necesario no incurrir en el error de catalogarlos como sinónimos.

El Derecho es justo, no obstante, son los seres humanos los que lo hacen injusto, puesto que, los legisladores hacen el Derecho Positivo y éste es el que debe ser observado por todos. Los positivistas consideran que por justicia debe entenderse la legalidad, el riguroso apego a la ley, o sea, la imparcial y correcta aplicación e interpretación del Derecho positivo. Pero, en uno de los mandamientos del abogado que da Couture, sostiene: “Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia”. Esto significa que la Justicia está por encima del propio Derecho, pero del derecho positivo, demostrando en esta forma su mejor expresión y demostración de su estética.

En síntesis La estética es una rama de la filosofía que expresa mediante alegorías, la belleza del derecho, sus alcances en tanto poder de convicción. Regulador de las conductas humanas así como la expresión cabal de la voluntad de los pueblos, para hacer frente a las injusticias que a menudo cometen los gobernantes. La estampa de la justicia, es la mejor expresión de la belleza del derecho; las resoluciones de los conflictos, el reconocimiento de los derechos fundamentales de las personas expresadas en las leyes, demuestran por si mismas, que el derecho es un valor fundamental en la vida de los pueblos.

La corriente histórica del derecho grafica la estética del derecho al sostener, que el derecho nace con el pueblo, evoluciona con él y desaparece con el pueblos; su romanticismo es bello, porque resalta el valor del derecho expresado en la ley. No habrá pueblo alguno que carezca de la ley, ni en los pueblos primitivos se encontraba ausente la ley, en tanto que, “el primitivo, a pesar de su primitivismo, no estaba fuera del derecho”. Uno de los grandes méritos de Malinowski fue demostrar, no sólo en Crimen y costumbre en la sociedad salvaje, sino también en otros estudios, que la vida del hombre primitivo se enmarca en una delicada trama de derechos y obligaciones y que su actuación está lejos de responder a un esquema de funcionamiento basado en la serie estímulo-respuesta.

El lenguaje jurídico tiene una expresión bella al momento de redactar un texto legal así como cuando el abogado, convertido en orador, asume la defensa ante los tribunales utilizando las reglas jurídicas a fin de lograr resultados favorables dentro del derecho. El drama y otras estampas, expresan por si mismas la elegancia y belleza del derecho hecha realidad y permiten seguir reflexionando sobre la justicia y el derecho.

Como abogada, considero que el derecho en toda su extensión es bello en cuanto a su finalidad: embellecer la conducta humana.

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